jueves, 4 de junio de 2015

Naranja maldita



Aunque había  varias naranjas, esa fue la elegida por ella.  Era un naranja especial, su color anaranjado que se conservaba  a pesar de los días, como si se tratara de una fruta artificial esas que    están dentro de un canasta de mimbre para  decorar una mesa e  incluso las que retratan  los artistas clásicos  en sus pinturas de bodegón .Todas las demás naranjas eran opacas a diferencia de aquella.  Solo levanté  esa  naranja que estaba en el  piso   y  la acerque  hacia mí para sentir  su  aroma tan fuerte  que después de dos días aromatizaba esa habitación.

   Como dije anteriormente, era una  naranja especial, no solo  por su color, ni por su aroma, ni por su tamaño que a decir verdad era de lo más grande como la de un melón. Aquélla naranja se destacaba ante todas, por el simple hecho de que alguien inyecto un veneno en ese fruto, para que esa  anciana antes de dormir  eligiera esa naranja maldita.