lunes, 13 de abril de 2015

Artista de la muerte en vida

Querido jefe, desde hace días no dejo de oír que la policía me ha capturado, pero en realidad todavía no me ha atrapado. Como ya se habrá enterado,  lo que le   hice a la prostituta. No goce tanto al cogerla, pero si al matarla, es un placer distinto que  se prolonga por más tiempo. Así comencé mi juego: la ate a la cama, le cocí la boca y  con el bisturí le desprendí sus ojos,  mientras  sentía como  convulsionaba, espere  unos minutos y procedí con las orejas. Me despedí de ella al  escuchar  su último suspiro; Es la parte que más me agrada de la víctima.
    También tengo  a   esas niñas , sus  inocencias  me cautiva debido a que  siempre a la noche les  muestro los ojos y orejas de mis víctimas y se escuchan sus llantos prolongados, como gatas en celo.,  Para mí son bellas melodías que me sirven como inspiración para continuar mi trabajo.
         No dejare de escribirle, porque me gusta que alguien conozca mi arte, soy el artista de la muerte en vida.  Tengo que seguir planeando  en la oscuridad  porque es donde aflora mi  conciencia  y me  brinda maneras de torturar hasta la muerte de  mis víctimas. Me  despido jefe, pero no sin antes   jugar con ustedes, aquí tienen otro entre tantos mensajes sin descifrar:
                  FZ QOITYP  XPS  PYP  P  SOIE  TM  XORIE  QUYDOT  PFZ  MEDEZFU IUF. QTYE  XPSPYY  SUIUF  XZTRSYE  BZBP.
           XTTRKOTYE  TR  ORPKOTBP  MTHEFIT  MP  KZOIPI  PMMZ  RE  FT  TFKOKÑPP  MEF  JYSUFIT  MPF  PMXPF  DOT  KERBZBTR  KERXZYE.

miércoles, 8 de abril de 2015

El retorno de las Isabela's

                            

Era una  habitación agradable, tenía sillones  viejas  y   su escritorio era   pequeño. El olor del lugar  era como el de una biblioteca  pública antigua. Le llamo la atención  un adorno que tenía  la figura de tres cabezas humana de material de acero, ordenadas de mayo a menor; además de los cuadros que indicaban sobre el perfeccionamiento constante  en su profesión, también había una pecera y en  la misma había cuatros peces de color anaranjados. Luego la interrumpió en su concentrada observación cuando él le dijo: ¿Qué es lo te está pasando?  Pero Isabela  ignorando la pregunta, comenzó hablar sobre lo difícil que era ubicarse  para llegar  al  consultorio, y en ese silencio de ambos, como esperando el doctor que respondiera a su pregunta, luego de unos segundos que fueron eternos, pues  ella no sabía  por dónde empezar. Era algo extraño porque Isabela  había  ordenados los problemas y  dudas haces un mes, porque  sabía que iría en algún momento al psiquiatra, y solo  recordó  una duda, ella dijo: creo que tengo el  síndrome de asperger, y el psiquiatra la observo unos instantes  y le respondió: tú no  lo tienes.  Se sentía calmada pero a la vez estaba ese problema que la acompañaba seguido en su infeliz existencia, del porque fue tan difícil su niñez hasta su adolescencia. El  doctor le dio para que se realizara algunos estudios neuronales. Siguieron hablando cuando interrumpió  el psiquiatra con su pregunta de cómo era su padre, en que trabajaba. Ella se quebranto por dentro como una hoja de otoño que es pisadas varias veces hasta desintegrarse en la tierra. Comenzó a llorar no hubo quien la calmara, el psiquiatra sacaba  temas, pero ella quedo con la imagen de su padre como si tuviera una fotografía  y se le vinieran todos los  momentos que pasaron; esas trágicas horas que parecieran años que siguen golpeándola y arrastrándola  hacia lo más profundo; y entre tantos intentos en uno acertó, luego  el médico le pregunto: ¿tienes  novio?, ella respondo: si. Siguieron las preguntas  y hablaron de todo un poco, incluso de su abuela, qué no solo ella la consideraba autoritaria antes de que le dijera eso, el doctor se adelanto diciendo algo sobre la autoridad de la anciana. Hasta que termino el médico concluyendo: Eres bella, intelectualmente buena y no dejes que nadie te  subestime mal, esas palabras  fueron tan alentadoras para Isabela .Después de que te realices los estudios vuelves nuevamente a verme, le dijo el psiquiatra.  Despidió a su doctor  diciendo: Esta vez se donde queda el consultorio, no me perderé.
          Solo  fueron pocas  horas de sentirse perfectamente bien, pero volvieron esas despreciables ideas que la atormentaban constantemente,   algunas preguntas  fueron deslizándose sobre los primeros recuerdos unas de esas fue,  si  era una persona inteligente que había llegado a leer  con solo cuatros años de edad un cuento de niños que ni recuerda, o solo fue propia creación para esconder la realidad que  era la de una niña que le costaba demasiado aprender a leer y a escribir y no te digo la matemáticas era  la más odiada para ella. Su madre la castigaba y la golpeaba con el cinto, cuando sacaba una  nota demasiado baja, debido a que trabajaba en la misma institución donde Isabela  estudiaba, fueron siete años que Isabela estuvo en esa escuela, además su progenitora decía que   sus colegas no debían pensar que su hija era una alumna  con malas calificaciones. Pero aunque Isabela tenía todas esas ideas, se le hacía difícil tratar de saber quién era, cuál de las niñas  que se atribuye  en los recuerdos era ella.

     Pasaron semanas hasta  que Isabela se hizo esos estudios. Caminaba apresurada para llegar a horario al psiquiatra. Cuando entro, todo era  distinto, el consultorio tenía sillones nuevos, el escritorio era inmenso, la pecera estaba vacía, los cuadros yacían en el suelo. En la silla del psiquiatra estaba sentado un niño  como de doce  años, le pregunte sobre su parentesco o quien era  si tenía alguna  relación  familiar con  el .Su preocupación crecían más aun, quien era ese pequeño, no sabía  nada de él,   en eso instante le vino un pensamiento de que  si estaba enloqueciendo. El sonreía al mirarla tan desconcertada entonces  le tomo de las manos y dijo:   No te preocupes, ya habrá tiempo para conocernos. Isabela tenía un susto y  delataba en su palidez aun más  blanca que las paredes de la habitación. En ese momento el niño   miro hacia todos lados, y emitió un chillido estremecedor  que parecía de un gato en celo; Y de repente  aprecio  muchas figura embriagadas  por sombra  que se retrataban  en las paredes con espeluznante   pequeñas niñas;   algunos tenían enormes cabezas y otras demasiados pequeñas  pero duraron unos instante, antes de que  todas explotaron como burbujas dejando manchas en las paredes que cualquiera confundirían con humedad, solo Isabela sabía que no lo eran. Antes de marcharme  te diré algo, repuso una voz Indefinida: tenías  cien niñas dentro de ti  y tendrás nuevos nacimientos.   Con respecto al retorno de las Isabela's, no te preocupes, volveré a matarlas.