Al despertar todo estaba igual, mi ropa sobre la silla, el
televisor encendido mostrando el mismo vídeo sobre aquellos cuerpos desnudos dándose
placer. Anoche le dije a ese hombre una
gran noticia. Me siento extraña, no solo
porque hicimos el amor, es algo más, que invade e invadirá mi mente por siempre. A veces recuerdo la primera
vez que me enamore, y duro cinco años, cuando él me puso una pastilla adentro
de mi vagina, y me dio un vaso de agua con otra pastilla, según él era solo un
retraso menstrual, sangre como nunca; y tarde me di cuenta que se fui una parte
importante de mí, por eso después termine
esa relación aunque el daño persistía. Y conocí a este hombre, aunque era más amable,
y me trataba bastante bien, tenía un modo de actuar que me hacía dudar, pensé que
tenía otra mujer, debido a las llamadas constantes que según era de un amigo,
solo nos veíamos una sola vez a la semana. Comprendí que era por su trabajo, entre otras cosas que
me decía debido a eso no tenía tiempo para mí. Las noches fueron llenando ese vacío,
no podía dormir. Me imaginaba toda una vida compartida junto a Daniel, en
ese momento pensé en tener un hijo, algo que me había quitado hace cinco años;
entonces decidí dejar de tomar las
pastillas anticonceptivas. Siempre pienso como será ese hijo. Seriamos una
familia feliz, no le faltara el cariño,
nadie le hará daño. Tendría que casarme, imaginé el lugar de la boda, hasta
nuestra luna de miel. Antes que nada le diría la noticia a Daniel. Esa noche hicimos como nunca el amor, sus ojos
delataban su adoración hacia mí, y yo admiraba a mi futuro esposo, sentí como
su semen iba ingresando en mi vagina, con eso es suficiente para nuestro bebe. Se
lo dije —amor estamos esperando a un bebe (nunca pensé que su rostro palidecería
de esa forma, se desfiguraba). Y me contesto— no puede ser, si te cuidas —Esta
vez deje hace semanas las pastillas —Te puedo dar unos medicamentos, y se solucionará
nuestros problemas.
En ese momento
no aguante más, recordé años anteriores,
un gran tristeza suprimía cada parte de mí. Fui a la cocina para hacerle la
cena, el seguía viendo esas pornografías. Terminó de comer, y de repente cayo
de la cama, su cuerpo estaba temblando y le salía espuma t por la boca y la nariz, tenía una
mirada dirigida hacia mi pancita. Puse despacio el televisor y dormí a su lado.
Por fin seremos una familia.