domingo, 17 de julio de 2016

La noche siniestra

Al despertar todo estaba igual, mi ropa sobre la silla, el televisor encendido mostrando el mismo vídeo sobre aquellos cuerpos desnudos dándose placer.  Anoche le dije a ese hombre una gran noticia. Me siento extraña, no solo  porque hicimos el amor, es algo más, que invade e invadirá  mi mente por siempre. A veces recuerdo la primera vez que me enamore, y duro cinco años, cuando él me puso una pastilla adentro de mi vagina, y me dio un vaso de agua con otra pastilla, según él era solo un retraso menstrual, sangre como nunca; y tarde me di cuenta que se fui una parte importante de mí, por eso  después termine esa relación aunque el daño persistía. Y conocí a este hombre, aunque era más amable, y me trataba bastante bien, tenía un modo de actuar que me hacía dudar, pensé que tenía otra mujer, debido a las llamadas constantes que según era de un amigo, solo nos veíamos una sola vez a la semana.  Comprendí  que era por su trabajo, entre otras cosas que me decía debido a eso no tenía tiempo para mí. Las noches fueron llenando ese vacío,  no podía dormir. Me  imaginaba  toda una vida compartida junto a Daniel, en ese momento pensé en tener un hijo, algo que me había quitado hace cinco años; entonces  decidí dejar de tomar las pastillas anticonceptivas. Siempre pienso como será ese hijo. Seriamos una familia feliz, no  le faltara el cariño, nadie le hará daño. Tendría que casarme, imaginé el lugar de la boda, hasta nuestra luna de miel. Antes que nada le diría la noticia a Daniel.  Esa noche hicimos como nunca el amor, sus ojos delataban su adoración hacia mí, y yo admiraba a mi futuro esposo, sentí como su semen iba ingresando en mi vagina, con eso es suficiente para nuestro bebe. Se lo dije —amor estamos esperando a un bebe (nunca pensé que su rostro palidecería de esa forma, se desfiguraba). Y me contesto— no puede ser, si te cuidas —Esta vez deje hace semanas las pastillas —Te puedo dar unos medicamentos, y se solucionará nuestros problemas.

        En ese momento no aguante  más, recordé años anteriores, un gran tristeza suprimía cada parte de mí. Fui a la cocina para hacerle la cena, el seguía viendo esas pornografías. Terminó de comer, y de repente cayo de la cama, su cuerpo estaba temblando y  le salía  espuma t por la boca y la nariz, tenía una mirada dirigida hacia mi pancita. Puse despacio el televisor y dormí a su lado.  Por fin seremos una familia.