Con su mirada
penetrante en esa parcela de tierra seca, Armando, con un
palito trazaba figuras irreconocibles
por debajo de sus zapatos gastados, no se fijaba lo que estaba haciendo
tras los recuerdos que vagan irremediables en su mente. El recordaba tantas veces que se
confrontaba con ella, y recurrían a
esas interminables discusiones,
trataba de justificarse explicándole mediante un dibujo en la arena. Pero esta
vez fue demasiado tarde, su falta de
puntualidad que cometió, hasta su olvido
de encontrarse en ese mismo lugar que estaba ahora. Eso no se perdonaba,
sentía la culpa del horrible suceso del que
sucedió hace muchos años, volvió a trazar las últimas líneas con cierta
debilidad fue cayendo lentamente como una pluma de ave. Su cuerpo boca abajo,
sus labios besaron la tierra, y así se hizo boceto para rencontrarse con ella.
jueves, 23 de junio de 2016
martes, 21 de junio de 2016
Señales imprevistas
He soñado algo espeluznante.
No sé cómo pude trasladarme a ese galpón
oscuro, que estaba en medio de los
cañaverales; vi una niña que se acercaba, me mostraba algo que no distinguía
desde lejos. En ese momento la tuve demasiado cerca, me quede perplejo, un frío se apodero de mi cuerpo, no podía moverme; ella desabrochó su camisa, me mostró su pecho lastimado con varios vidrios que en ese momento se incrustaban en mi todo rostro y cuerpo, sentía ardor que me quemaba,
un dolor irremediable; pero cuando ella estuvo
a punto de agarrar mi mano. Un sonido molesto de aparatos que funcionaba en el
lugar que me encontraba hizo que vuelva a la realidad. Estaba en una
cama y las mujeres de blanco me atendían, una de ellas llamaba al doctor, había un gran números
de personas alrededor; y luego hubo silencio por así decirlo porque el ruido
del aparto continuaba atormentándome. Después la vi volver a la mujer de blanco, conversando
con otra mujer, escuche decirle: Él no sobrevivió.
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