sábado, 27 de febrero de 2016

Ensueños Eternos

Estaba a su lado, la televisión a todo volumen como  el suele escuchar. Un partido de boca contra river, no preste atención cual perdía o ganaba, solo pensaba en aquel hombre que estaba en mi cama, un hombre robusto, con cabellos rizados y canosos, sus grandes ojos, ahora opacos, eran horribles.  Junto a la mesa de luz, a  la copa la coloque invertida, era algo que me gustaba hacer después de terminar de beber cualquier bebida, además disiparía la sospechas. Trate de dormir, pero el sonido del reloj me despertaba,  junto al sonido de las goteras del baño que nunca fue reparada por este hombre, eso  podía hacer explotar mi consciencia, todo me recordaba a ese miserable; Algo me llamo la atención  no sé por qué, pero las cortinas habían sido movidas antes por él, como presintiendo los hechos que sucederán.  Las luces de afuera alumbraron la cara de mi esposo, sus ojos eran de angustia, de dolor.  Hasta podría confundirse de amor, es eso que me hacía falta hace tantos años.  Al lado del él me había sentido una mujer desgraciada, toda era sus exigencias, no podía dedicarme a mí. Era como su empleada, siguiendo sus pasos, lamiendo  sus zapatos, y  tratándome mal delante de otras personas. Ni siquiera me decía algo lindo.  He llegado a reprimir demasiado  odio. Hay algo en esos ojos que me retuercen, me dan puntadas en el estómago, vomito al lado de la cama, es un dolor inmenso, me falta la respiración .vuelvo sentir unos fuertes cólicos, esta vez vomito sangre, también se esparce rápidamente en mi cuerpo, creo que en mi tuvo un efecto  más doloroso que en él. Maldición!!  , hasta en eso tiene suerte. Logre invertir mi vaso, ambos en la misma posición en una mesa de luz, aquel vino que puse el veneno fue derramado, y una carta revela que mi marido fue quien  me mato y luego se  suicidó. Es el honor que se merece tras sus malos comportamientos por  años conmigo, cuando no podía moverme, recordé que familiares suyos y míos, sabia que me gustaban colocar los vasos invertidos, quise alcanzar esos vasos pero me sentía más débil, y la luz me molestaba los ojos, me ardían, hasta que fueron cerrándose para siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario