Estaba a su lado, la televisión
a todo volumen como el suele escuchar. Un
partido de boca contra river, no preste atención cual perdía o ganaba, solo
pensaba en aquel hombre que estaba en mi cama, un hombre robusto, con cabellos
rizados y canosos, sus grandes ojos, ahora opacos, eran horribles. Junto a la mesa de luz, a la copa la coloque invertida, era algo que me
gustaba hacer después de terminar de beber cualquier bebida, además disiparía la
sospechas. Trate de dormir, pero el sonido del reloj me despertaba, junto al sonido de las goteras del baño que
nunca fue reparada por este hombre, eso podía
hacer explotar mi consciencia, todo me recordaba a ese miserable; Algo me llamo
la atención no sé por qué, pero las
cortinas habían sido movidas antes por él, como presintiendo los hechos que sucederán.
Las luces de afuera alumbraron la cara
de mi esposo, sus ojos eran de angustia, de dolor. Hasta podría confundirse de amor, es eso que
me hacía falta hace tantos años. Al lado
del él me había sentido una mujer desgraciada, toda era sus exigencias, no podía
dedicarme a mí. Era como su empleada, siguiendo sus pasos, lamiendo sus zapatos, y tratándome mal delante de otras personas. Ni siquiera
me decía algo lindo. He llegado a
reprimir demasiado odio. Hay algo en
esos ojos que me retuercen, me dan puntadas en el estómago, vomito al lado de
la cama, es un dolor inmenso, me falta la respiración .vuelvo sentir unos
fuertes cólicos, esta vez vomito sangre, también se esparce rápidamente en mi cuerpo,
creo que en mi tuvo un efecto más doloroso
que en él. Maldición!! , hasta en eso
tiene suerte. Logre invertir mi vaso, ambos en la misma posición en una mesa de
luz, aquel vino que puse el veneno fue derramado, y una carta revela que mi
marido fue quien me mato y luego se suicidó. Es el honor que se merece tras sus
malos comportamientos por años conmigo,
cuando no podía moverme, recordé que familiares suyos y míos, sabia que me
gustaban colocar los vasos invertidos, quise alcanzar esos vasos pero me sentía
más débil, y la luz me molestaba los ojos, me ardían, hasta que fueron cerrándose
para siempre.
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