martes, 10 de noviembre de 2015

Notas del Destino 10/11/2015

La lluvia golpeaba la tierra removiendo desechos ocultado tras el tiempo. Algo golpeo mi puerta sabía que era él; siempre se acostumbraba a venir después de medianoche, todos los días he tratado de tener un mínimo de esperanza que mejore un poco tras la rehabilitación, pero empeoraba notablemente. No  volví a ser el mismo de antes, ni una sonrisa ni hablar con mis otros hijos de un tema o tomar una cerveza con un familiar. Todo cambio, era un títere impulsado por las circunstancias. Estaba medicado para no  agravar con mis nervios la situación; al mirarme al espejo estaba como muerto, no había  brillo en mis ojos;  una mueca amarga arrastrada por mis pesares dibujaba mi fisonomía. Volví a escuchar golpes aún más fuertes, decidí abrirle la puerta, y comencé a decirle que ya nos había cansado con sus adicción, que en el otra rehabilitación ya no podía quedarse debido a que escapa o hacia algo malo a las personas que trabajaban allí, y ahora que pedí una restricción vuelve a violentar mi casa queriendo robar para consumir esa maldita droga. Y él seguía parado  diciendo maldiciones  e injurias. Mi esposa se quedó en la cama porque era común que haya discusión entre nosotros, pero algo estaba fuera de control, todo los que aguante se desbordo  y puse mis manos en su cuello, escuche como los frágiles huesos se quebrantaban, su rostro se tornaba  rojo y al soltarlo palidecía, dejo de emitir cualquier sonido, mi mujer se agarraba la cabeza, lloraba desconsoladamente. En ese momento no escuche ni pronuncie palabras, tenía mis manos coloradas debido a la fuerza que utilice para matar a mi hijo, sentí que una tranquilidad invadía mi cuerpo. Me llevaron al psiquiátrico, mi esposa e hijos solo me miraban  desde lejos, quizá sea un desconocidos  para ellos. He logrado liberarme y liberar a mi hijo de la única manera, su muerte.

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