Pasaron dos semanas que murió aquel engendro, resultaba un
poco dudoso lo que comente sobre su muerte, Escribo estos hechos a que llamare "Notas del Destino" , porque así es
cuando me siento mejor, puedo releer y revivir lo que hice con mi hijo, con la satisfacción
que le elegí un hermoso destino al lado de Dios. Retomando a lo que sucedió en aquella
noche, no hubo discusión entre nosotros. Escuche el golpe del portón que acostumbraba a realizar esa acción demasiado
torpe con sus puños. Esta vez me hice el dormido dejando que mi esposa le abriera el portón, luego le
dio ese medicamento que lo hace dormir así no vuelva a salir para drogarse. Espere una hora en mi cama y después aproveche para ir a su dormitorio, estaba con
una remera sucia de atlético, no tuve tiempo para despedirme, temía que alguien
me impida mi acción, aquella que pensé más
de seis años. Mis dedos se incrustaron en su cuello, lo suficientemente fuerte le apreté para dejar que salga gotas de
sangre de su nariz, lo solté y le tome el pulso, No se escuchaba latido alguno,
ya había muerto. Llame a mi esposa, ella apareció agitada, y la pequeña luz que entraba de la venta me hizo
ver su cara, una mirada fija hacia su hijo y un estremecedor llanto, lo cual percate para decirle, ya no renegaras el estará mejor que
nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario