lunes, 21 de marzo de 2016

Su sentencia

Antes de apagar la luz del baño se fue hacia la mesa donde había dejado el vaso de agua. Cada ruido ocasionado por su garganta le molestaba, pero no tanto como los ronquidos infernales de su hermano y su padre. Trataba de dormir sin embargo algo lo mantenía inquieto, ansioso y angustiado. Volvió hacia el baño, se miró al espejo, abrió su boca y miro bien su garganta, se preguntaba  porque le molestaba tanto si  fue a varios médicos le dijeron que estaba sano. Se paseaba en el pasillo agarrándose la garganta, recordó hace unos días lo que le sucedió a  la gallina que había matado su vecino con una cuchilla bien afilada, le hizo dar escalofríos y una sensación de tranquilidad  aquel recuerdo. Nuevamente en su cama trato de cerrar sus ojos, cuando por fin estaba por dormirse, aparecía ese dolor en la garganta. Pero esta vez trato de ignorar aquella sensación, parecía sentir el gusto de su sangre en el paladar. Un silencio invadió su cuarto y se dio la ocasión para reflexionar de su miserable vida. Tenía pocos amigos, y ni siquiera los veía, vivía encerrado jugando al vídeo juego. Ese mismo olor siempre a su cuarto que aborrecía porque le recordaba que  los días se repetirán de por vida y que será un fracasado. Quería vivir encerrado, aunque sus padres no le permitían, se desvelaba, y  levantaba temprano para ayudar a limpiar su casa.  La tarde pasaba muy rápido, y  solo esperaba siempre la noche. Aunque la noche era cruel con sus recuerdos, tenía un aroma a traicionera, por algún motivo temía dormir, sabía que recordaría a su ex novia, que hace un mes que había terminado la relación, el  no pudo decir nada, se fue en silencio, como en todo discusión de familia o de amigos que tuvo últimamente. Tampoco consiguió trabajo. No podía hacer que escucharan su voz. Volvía el dolor de garganta pero esta vez demasiado fuerte, saco de su almohada una cuchilla afilada del vecino, y se lo  incrustó en su garganta.

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