Mi aroma queda tan distinto en la piel de aquellos hombres,
algunos lo marcan en su memoria de por vida,
si es que se enamoran; pero la mayoría solo buscan gozar, no lo niego a veces
la paso tan bien. No soy una prostituta, pero debería serlo. El placer viaja por mis venas hasta reproducirse como un virus en mis órganos
sexuales. A veces he jugado con hombres y muchas veces perdí,
porque me enamore. Fui muy impulsiva en
muchos de los casos, he dejado al
descubierto lo que realmente soy, sin embargo ellos siempre tienen en mente lo que quieren, es dejar todos sus
problemas laborales, o tal vez los conflictos con su pareja, para sentir sus ardientes
orgasmos cuando me penetran. En el momento de hacer el amor puedo sentir
como si viajara por otros lugares desolados, aquel lugar que temo ir sola,
pero voy con ellos, de alguna u otra manera, me acompañan. Mis amantes, siempre
están incompletos, algo les faltan, ellos lo saben pero quieren ignorar que están
de alguna manera vacíos. Cuando salimos de
la habitación de un hotel, cada uno a
su casa, Después me mandan un mensaje
para ver si llegue bien, otros me dicen que le pareció una hermosa noche, pero
en común de todos es que dejan de
escribirme, por un día, dos hasta tres
incluso pueden pasar meses. Pero vuelven como las olas al mar, aunque siempre
naufragio ante ellos. Esta vez me
enamore, y perdí la cordura. Aquel hombre se llevó todo de mí. Lo pensé, recordé e imagine
tantas veces, que olvide realmente quien
era. Ese hombre se alejó completamente. Es
difícil explicar la sensación el sentirme despreciada por alguien que ame. Fueron cuatros meses de aventuras, sentí que
nos amábamos, en cada mirada, abrazos, caricias, besos; compartíamos nuestra pasión
que era interminable, a veces después de tener relaciones me invitaba a cenar, y hablamos sobre nuestros días ,los
miserables y rutinarios días. La última vez
que nos vimos, fue extraño como si supiéramos
que ya no nos veríamos más. Hicimos
ese viaje, hacia aquél lugar deshabitado,
en donde lo perdí porque soltó mi mano; se escuchó un silencio, y en esa soledad
quise encontrarlo, era demasiado tarde,
no habrá retorno ante tal destino.
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