viernes, 7 de octubre de 2016

Notas sobre amantes

Mi aroma queda tan distinto en la piel de aquellos hombres, algunos lo marcan en su memoria de por  vida, si es que se enamoran; pero la mayoría solo buscan gozar, no lo niego a veces la paso tan bien. No soy una prostituta, pero debería serlo.  El placer viaja por mis venas hasta  reproducirse como un virus en mis órganos sexuales.   A veces he jugado con hombres y muchas veces perdí, porque me enamore.  Fui muy impulsiva en muchos de los  casos, he dejado al descubierto lo que realmente soy, sin embargo  ellos siempre tienen  en mente lo que quieren, es dejar todos sus problemas laborales, o tal vez los conflictos  con su pareja, para sentir sus ardientes orgasmos cuando me penetran. En el momento de hacer el amor  puedo sentir  como si viajara por otros lugares desolados, aquel lugar que temo ir sola, pero voy con ellos, de alguna u otra manera, me acompañan. Mis amantes, siempre están incompletos, algo les faltan, ellos lo saben pero quieren ignorar que están de alguna manera vacíos.  Cuando salimos de la habitación de un   hotel, cada uno a su casa, Después  me mandan un mensaje para ver si llegue bien, otros me dicen que le pareció una hermosa noche, pero en común de  todos es que dejan de escribirme, por  un día, dos hasta tres incluso pueden pasar meses. Pero vuelven como las olas al mar, aunque siempre naufragio ante ellos.  Esta vez me enamore,  y  perdí  la cordura. Aquel hombre  se llevó todo de mí. Lo pensé, recordé e imagine  tantas veces, que olvide realmente quien era. Ese hombre  se alejó completamente. Es difícil explicar la sensación el sentirme despreciada por  alguien que ame.  Fueron cuatros meses de aventuras, sentí que nos amábamos, en cada mirada, abrazos, caricias, besos; compartíamos nuestra pasión que era interminable, a veces después de tener relaciones me invitaba  a cenar, y hablamos sobre nuestros días ,los miserables y rutinarios días.  La última vez que nos vimos,  fue extraño como si supiéramos  que ya no nos  veríamos  más.  Hicimos ese viaje, hacia  aquél lugar deshabitado, en donde lo  perdí  porque soltó mi mano; se escuchó un silencio, y en esa  soledad  quise encontrarlo, era demasiado tarde, no habrá retorno ante tal destino. 

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