Realmente me costaba y
detestaba saber la hora, porque mi
abuela todo el tiempo me torturaba para
que aprendiera las horas del reloj; y es uno de los tantos recuerdos poco
gratos de mi niñez. Ahora lo sustituye algunas palabras de mi padre cuando no tenía
un buen día, ya sea porque pagaba muchos impuestos o porque la gente lo miraba de una manera lastimosa por la calle debido a su enfermedad, sea cual
fuese ese problema él maldecía mi existencia; también incorporaba las
enfermedades venéreas que quería que
tenga para dar fin a mi vida. De aquellas
cosas que viví, observaba que afuera la
gente es aún peor, y temo que de pronto
comience la guerra entre países, incluso en el mismo país. No quedara más
que odio y resentimiento por muchos siglos. No todo puede tener final, ahora no
sé cómo puedo cerrar esto que escribí, así es la vida misma. Aunque algunos
opten por el suicidio siguen viviendo en otro tiempo, se abandona el cuerpo
pero el alma se dirige a otro espacio y
tiempo. Es de lo que estoy hecho, por eso les escribo algo de lo que he vivido,
ya sabrán más sobre mí, en otra ocasión.
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