Después
de varios días de encierro, él termino
su cuento. Pero algo salió mal al leerlo, se dio cuenta de que era interminable,
comenzaba a leer y nunca acababa. Al principio creyó en una
especie de hipnosis. Mientras con una
lapicera escribía las paredes de su habitación; y repetía esto: cerrar los ojos, abrir la mente.
Con decir lo que tenía escrito, lo guiaba hacia
los seres extraños, donde vivían en lugares
inhóspitos. Estaba encantado de conocer otro mundo; esos seres
les comentaban su cultura, y él también
compartió la historia de su tierra; y quedaron
asombrados esos seres, que se cargaron de energía, de su energía y las de los habitantes
del planeta tierra. En ese momento surgieron los problemas, crecieron los males que se reprodujeron
con una rapidez, dejando al escritor plasmado ante tales sucesos. Comenzaba
su metamorfosis, ya su aspecto físico era de color rojo vivo. Ya tenían esos seres lo que le faltaba, el mal eterno. Él quiso matarse, pero sobrevivió porque era inmortal. Fueron los seres que
pusieron en su mente, aquello hechos que pensó imaginables, luego de que
leyeron en su cuento utopía de un viajero inmortal.
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